Por: Javier Frontiñan

Con una frecuencia anual la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECyT) publica su “Encuesta sobre percepción social de la ciencia”, un estudio en el que se analiza minuciosamente la relación directa entre ciencia y sociedad en nuestro país. Se trata de una encuesta que ofrece una información fundamental tanto para científicos como para la sociedad general y que deberían tomar muy en serio nuestros dirigentes. De ella se extraen conclusiones que deben invitarnos a una obligada reflexión como que del total de ciudadanos poco interesados por la ciencia, el 33,5% es porque no la entienden. Profundicemos en este interesante estudio.

Esta encuesta ofrece una visión muy significativa ya que está conformada por 6357 entrevistas a personas de diferentes edades y de toda la geografía española, de hecho se han hecho mínimo 350 encuestas por región.

En nuestra sociedad encontramos un 16,3% de la población con un interés “espontáneo” por la ciencia, esto se refiere a que entre este porcentaje de la población, la ciencia es uno de sus principales intereses. Es de destacar, que en el caso de las mujeres este interés se ha incrementado significativamente desde la última encuesta, mientras que en hombres ha descendido ligeramente.

En relación con lo que acabo de comentar, la ciencia y la tecnología se sitúan en sexto lugar en temas de  interés, por detrás de medicina, educación, alimentación, cultura y medio ambiente, estando casi un 60% de la población algo o poco interesada por la ciencia. Es importante destacar la cifra que comenté al inicio del artículo, según la cual un porcentaje alto de las personas menos interesadas lo están por que no la comprenden. Es fundamental que los investigadores redoblemos nuestro esfuerzo por acercar la ciencia a la calle- Estoy seguro que si se hiciera una encuesta a los científicos de instituciones públicas españolas sobre su interés por la divulgación, el porcentaje de desinteresados sería mucho mayor que el de la sociedad desinteresada por la ciencia. En ningún momento quiero decir que todo investigador debe divulgar, pero al menos no debe poner trabas a aquel que sí que quiera.

Uno de los resultados que más destaca la FECyT es el bajo porcentaje de personas que creen que la ciencia genera más prejuicios que beneficios sobre la sociedad, y como este porcentaje se ha reducido en comparación con el casi 10% de 2002. Pero el dato más llamativo, por lo menos desde mi punto de vista, es el elevado porcentaje de la población que cree que los beneficios y prejuicios de la ciencia están equilibrados. Se trata de más de un 25% de la población, estamos hablando de que una de cada cuatro personas mayores de 18 años en España, creen que la ciencia genera el mismo mal que bien…y esto es realmente alarmante. Todo ello es consecuencia de la visión sesgada que se da de la ciencia y la tecnología en medios de comunicación y redes sociales, donde en muchas ocasiones las noticias alarmistas y la tiranía del titular imperan por encima de la credibilidad. De hecho es en los temas que más polémica suscitan en medios, en los que la sociedad ve mayor prejuicio, por mucho que la ciencia se haya esforzado, en muchos casos, en demostrar que no generan prejuicio alguno.

Pero el estudio permite indagar y profundizar en todo lo que subyace a lo comentado hasta el momento. En esta edición, se ha hecho un especial énfasis en las fuentes de información a las que acudimos los españoles para informarnos sobre ciencia. Según esta encuesta, la mayoría de las personas utilizan como primera opción las redes sociales y como segunda la televisión. El problema radica en cuales son los medios específicos utilizados, algo en lo que no se profundiza en el estudio.

Si nos detenemos primero en la televisión, por desgracia vivimos en un país donde la ciencia brilla por su ausencia en la mayoría de las cadenas, salvando a la televisión pública que sí que nos ofrece programas de gran interés y calidad. La relación es sencilla, si a la sociedad no le interesa la ciencia, ¿por qué iban las cadenas privadas a invertir en programas divulgativos? No olvidemos que estas cadenas carecen de programación cultural salvando algún concurso televisivo y un programa de libros cuya presentadora en más de una ocasión ha demostrado ser la antítesis de la cultura, por decirlo de una forma educada. Aun así hay esperanza y programas como Órbita Laika o El Cazador de Cerebros presentan unos índices de audiencia respetables. Entre las redes sociales, gana por goleada Facebook, y sí, en la gran red social hay contenido científico muy bueno, pero no es fácil encontrarlo. Además, me sorprende como ha incrementado Instagram como fuente de conocimiento científico… Por lo tanto, esto nos indica claramente que medios de divulgación científica deben redoblar esfuerzos por hacerse presentes en estas redes, al igual que universidades y centros de investigación, algo que no siempre ocurre, ya que se suelen caracterizar por cuentas casi vacías de contenido.

En el estudio también se ha puesto de manifiesto el vídeo como una de las principales vías de información. Por lo tanto, en la era de la inmediatez, contar la ciencia en pocos minutos y de una forma sencilla y atractiva parece ser un valor seguro, que de nuevo obvian la mayoría de centros y entidades incluso medios de comunicación, dedicados a la ciencia.

Otro factor fundamental es la educación, ya que la valoración media de la educación en ciencia en nuestro país es considerada como baja o muy baja por más de un 44% de la población. Y esto, ¿debería de sorprendernos?, pues no. Si tenemos en cuenta que la ciencia apenas está presente en parte de la educación clásicamente mal llamada de “letras”, que además estamos empeñados en esa estúpida separación de “ciencias” y “letras” y que encima la mayoría de la gente no considera ni siquiera asocia la ciencia con la cultura pues es un problema muy complejo. A eso hay que sumarle la total incultura científica de nuestra clase política y todo personaje público que se tercie, el ridiculizar a la ciencia y al científico en programas de prime time y el permitir que la pseudociencia campe a sus anchas por nuestra sociedad. Pero no debemos tirar solo balones fuera y no hacer autocrítica. En muchos aspectos, muchos científicos aun mantienen ese halo de sabiduría y arrogancia que les hace ver la divulgación como algo inútil e incluso ridiculizan y menosprecian a aquellos que dedican parte de su tiempo a acercar sus investigaciones a la sociedad. Por suerte, esta tendencia está cambiando y cada vez se valorará mejor la divulgación científica en la carrera investigadora.

Por toda esta parrafada que acabo de escribir, no voy a entrar en comentar las preguntas sobre cultura científica enmarcadas en esta encuesta y que tanto titular ofrecen. Creo que de esta encuesta podemos sacar conclusiones y posibles soluciones para que cada vez los porcentajes de personas que fallan estas preguntas se reduzcan. Como buena noticia la de investigador sigue siendo considerada la segunda profesión mejor valorada tras la de médico, que para este caso me permito el lujo de unirlas. Esto es muy buena noticia ya que supone que médicos e investigadores son consideradas figuras importantes y respetables por lo que sus opiniones deben de serlo también. Por lo tanto tenemos una gran responsabilidad de acercar la ciencia a la calle, enseñar a las personas lo sencilla que es, como explica todo lo cotidiano y como nos ayuda en nuestro día a día. Si esto se hace desde la humildad y con el único fin de educar e informar, conseguiremos llegar a las personas y cambiar la balanza.

No debemos olvidar algo fundamental, y es que los investigadores (la mayoría), recibimos nuestro sueldo de dinero público, por lo que nos debemos a nuestra sociedad. Además, si no salimos a la calle y ocupamos nuestro lugar, este será ocupado por charlatanes psueudocientíficos sin el menor escrúpulo y con el único fin de adoctrinar y vender mentiras. La respuesta a eventos como Pint of Science o la Marcha por la Ciencia demuestran que hay un profundo interés en nuestra sociedad por la ciencia. Con nuestra ciencia e investigación podemos poner nuestro granito de arena, pero llevando la ciencia y el pensamiento crítico a la sociedad puede hacer cambiar el mundo, haciéndolo mucho más justo y como dijo mi paisano el ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha “Cambiar el mundo amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino justicia”.